martes, 1 de abril de 2008

PRESENTACION APOSTOLICA 30 DE MARZO


ADELANTE VAMOS SIN TEMOR


Al término de la escuela dominical, el Apóstol de Jesucristo, hermano Samuel Joaquín Flores, se dirigió a la Iglesia para manifestar la alegría de su corazón al regreso de su gira misionera. Recordó la vida del mundo que creen que una vida basada en el oropel, las ganancias y las glorias humanas son la aspiración del hombre; pero los hijos de Dios hemos recibido una esperanza que cambió todo nuestro ser y es estar con Cristo en el cielo por toda la eternidad y entretanto la Iglesia está luchando, va batallando, pero no tenemos temor, porque si Él va con nosotros, no nos va a arredrar… hay una promesa para los hijos de Dios “caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra más a ti no llegarán, porque ciertamente con tus ojos mirarás la recompensa de los impíos”. Pero Cristo es nuestro jefe y nos lleva a la lid y para ello invitó a feligresía a entonar a Dios la alabanza 92 del himnario, exhortando a levantar nuestra mano y seguir ¡Adelante! porque es orden del Señor.
Recordó también, el momento excepcional que viven los cristianos al efectuar su bautismo cuando confirman Creo que Jesucristo es el hijo de Dios. Y ese sentimiento debe persistir toda la vida. Y si alguno quiere venir en pos de mí, dijo el Señor, tome su cruz cada día y sígame.
Finalmente, el Ungido de Dios, declaró con gran satisfacción que después de su cumpleaños acudió a un examen médico donde el doctor le dijo que se encuentra sano, sin ninguna secuela de enfermedad. Esta fortaleza lo motivó a visitar a los hermanos de Europa en España e Italia, y al ver a los hermanos se acordó de la estrofa “nuestro estandarte luce por doquier”, contemplando al numeroso grupo de almas que han creído en el Evangelio, quienes a pesar del gran sacrificio que vivieron hace algunos años, hoy el Señor a prosperado a su Iglesia.
Se despidió diciendo que El Señor le ha dado mucha bendición y felicidad ¿Y que le digo al Señor? Que esa felicidad la vea todo su pueblo donde quiera que se encuentre; y si el Señor nos permite, tenemos una cita en ocho días para recordar una fecha memorable, mientras tanto: ¡Que Dios los Bendiga!

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